lunes, 11 de junio de 2012

observemosnos.

Sé lo que hago mal. Tengo tentaciones, y sé cuáles son. También se que hay gente que sufre con mi maldad y que hay gente que la disfruta. No hace falta que nadie me diga mis defectos, porque ya los conozco, para algo existen los espejos y la autovaloración. Me gusta ser como soy, y a quien no le guste que no mire. Si no me gustara, cambiaría, ¿no crees? Si así disfruto, ¿por qué cambiar? ¿Para hacer callar las bocas? Que más da, si van a seguir poniéndote verde, a las espaldas, e intentando amargarte la existencia, si no es por una cosa, será por otra. El asunto está en poder criticar a alguien para simular tener vida social, o simplemente, para matar el tiempo. Por cierto, a todo esto, antes de hablar mal de cualquiera, obsérvate un ratito, con cinco minutos vale. Sobran para darte cuenta de que en el asunto de perfección no andas sobrado.

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